Se llaman calle
[ Me llaman siempre, y a cualquier hora
Me llaman guapa siempre a deshora
Me llaman puta, también princesa
Me llaman calle, es mi nobleza
Me llaman calle, calle sufrida, calle perdida de tanto amar ]
La ciudad está constituyendo de calles, quien define muchas personas. Trabajadores, hombres de negocios, mendigos…Se llaman calle.
La edad, el trabajo, las actividades, accidentes, manías, salud… Una mano cuenta una historia, la del a quien pertenece esta mano.
Juntas, libres, aflojas, sensuales, frías, acogedoras. A veces parecen a la persona, y es fácil de advenir a quien estas manos son. Pero las manos, solas, reservan sorpresas sobre el propietario.
Este trabajo se interese a las manos de las personas que podemos encontrar en las calles de Santiago. En frente de una iglesia, en una calle comercial, a lado de su escuela, o lejos, en los barrios los más populares.
Observar y descubrir estas personas, las de su cuotidiano, por sus manos.
Como una estudiante extranjera, yo me fui por la calle buscando manos en situaciones interesantes. La primera “par de manos” que he encontrado fueron las de una abuelita, que veía cada veces, por la calle. Con ropas blancas, estaba siempre sentada en el mismo lugar cada mañana para vender “cicliquillos”.
¿Cómo presentarme? ¿Cómo explicar lo que quisiera? ¿Y va a aceptar? Me confrontó a las diferencias de las culturas cuando Adriana, la abuelita, me ha dicho “Si, obvio” con una gran sonrisa. Fue una gran sorpresa. Qué suerte de poder sacar fotos de las personas con esa actitud.
Además, a cada veces que encontraba a una persona, tenía la impresión de compartir una parte de su vida. El hecho de preguntar su nombre, a veces su apellido y su edad (cuando fue posible), o simplemente de conversar con ella permiten de mostrar a la persona que no es solamente el aspecto estética que me interesa, sino una parte de la historia de ella. Cada foto sacada fue como una historia con la persona. Además, el hecho de ser extranjera llamaba a la curiosidad de mis modelos. Entonces, he descubierto la calle, y su gente que “se llama(n) calle” sacando fotos, pero fue una manera de acercarse de la cultura chilena compartiendo algunas historias y intercambios sobre las diferentes culturas. La manera de ser de los chilenos, tan abierta, me tranquilizaba y provocaba el descubrimiento profundo de esta cultura.
Manon Lefevre